7 Lecciones de vida que me dio París
Nunca, supongas nada, nada, nada. Siempre pregunta las cosas, encuentra la razón. No te hagas ideas erróneas en la cabeza creando un mundo que sólo existe para ti.
Nunca, supongas nada, nada, nada. Siempre pregunta las cosas, encuentra la razón. No te hagas ideas erróneas en la cabeza creando un mundo que sólo existe para ti.
La brisa del mar se adueña del lugar, colmando las paredes de un frío extraño, de esos que no dejas de sentir, pero no te calan ni estorban. El canto de las gaviotas se vuelve cada vez más fuerte y nunca te avandona, sin importar en qué parte del Monasterio te encuentres.