Veme aquí, sin mucho que decir.
Puedo distinguir el sonoro eco del reloj,
cómo recordándome que tarde es.
¡Qué ilusa me he vuelto!
Dependiente de una vana costumbre.
Costumbre que me mata a cada instante.
He perdido vida,
me he perdido a mí misma.
Sentada paso mis horas,
recitándole a la ventana,
dulces palabras de mi amado Neruda.
Mundo paralelo que me
ofrecen los versos,
Aquel bello mundo,
que mi enamorado se ha llevado.
Aquel mundo que me han arrebatado.
Él se fue, para ya no volver.
¿Qué he de hacer?
Sí él era poesía para mí.